Enclavado en el Pirineo Atlántico, el valle de Baztán es tierra de hidalgos y de indianos, aquéllos que regresaron de ultramar con una gran fortuna y dejaron su huella en decenas de casas.
Es el camino de los peregrinos que acudían a Santiago utilizando esta ruta alternativa a través de un paisaje intensamente verde y tranquilo, tachonado de suaves colinas, extensos prados y sugerentes bosques.
Los pueblos del valle de Batzan están unidos por su pasado noble, que habla en las torres góticas de los palacios o en las iglesias barrocas. El Palacio de Jauregizar en Arraioz impresiona por su torre medieval o por el cadalso de madera de la parte superior. El Palacio de Dorrea en Iurita es, en realidad, una casa torre de origen medieval.
Es el camino de los peregrinos que acudían a Santiago utilizando esta ruta alternativa a través de un paisaje intensamente verde y tranquilo, tachonado de suaves colinas, extensos prados y sugerentes bosques.
Los pueblos del valle de Batzan están unidos por su pasado noble, que habla en las torres góticas de los palacios o en las iglesias barrocas. El Palacio de Jauregizar en Arraioz impresiona por su torre medieval o por el cadalso de madera de la parte superior. El Palacio de Dorrea en Iurita es, en realidad, una casa torre de origen medieval.
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